La magia existe, y los milagros también

José Luis caminó en solo nueve meses
José Luis Espinosa Cabrera llegó al Hogar de Ancianos Dr. Mario Muñoz Monroy, de Matanzas, en un estado de salud crítico, luego de estar ingresado durante cuatro meses en el hospital Faustino Pérez, de la ciudad.
Permanecer en cama durante un largo período de tiempo y sin un familiar que cuidara de él, le produjo escaras en el cuerpo. Por tanto, al llegar al centro el paciente sufría de las secuelas que le habían dejado el estar postrado y en soledad. 

"Llegué aquí en julio de 2011 hecho prácticamente un vegetal. Estaba flaquito como una calavera, no podía mover los brazos ni subir las manos. En cuanto a los pies, no podía sostenerme sobre ellos porque me caía, por eso me vi obligado a permanecer en un sillón de ruedas durante casi un año”, comenta el paciente.
Sin perder las esperanzas de volver a caminar, José Luis, quien también es muy conocido por el sobrenombre que el mismo se adjudicó de Alí Pachá, comenzó la fisioterapia en la sala de rehabilitación del centro.

"Estoy muy agradecido de este hogar de ancianos porque aquí me curaron, pude dejar el sillón de ruedas y empezar a caminar. Hice ejercicios en la bicicleta y en las barras paralelas, entre otros, durante nueve meses, que fue el tiempo que demoré en levantarme de mi inmovilidad. 
"Gran parte de mi recuperación se la debo a mi voluntad y sobre todo a la fe y confianza que deposité en los trabajadores del centro, quienes me ayudaron a fortalecerme y comenzar una nueva vida aquí junto a otros compañeros."
Hoy José Luis camina y es un anciano que se vale por sí solo gracias a la rehabilitación y los cuidados que recibió por parte de los especialistas del hogar. Lo vemos andar por los pasillos y alrededores, subir escaleras y hasta hacer sentadillas.
Los medicamentos curan, alivian dolores, pero no les devuelve la luz de la vida a personas que creen que lo han perdido todo. La dedicación y el amor son esenciales para los más viejitos, quienes merecen afecto.
En el centro muchos ancianos como Alí Pachá reciben cuidados especiales, y regalan a cambio una sonrisa y el agradecimiento eterno para quienes con su magia logran que milagros como este se vuelvan realidad.

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